“Puesto que la tristeza de Dios restaura arrepentimiento en salvación, un arrepentimiento que se trae sin pesar a este mundo produce muerte.”— San Pablo. (Corintios)

Publicado 22 Sep 2016, 2:28 pm

“EL OCIO DE JOSEF PIEPER.”  Parte 3.

El ocio, para el viejo código de conducta, destinado sobre todo a esto: que el ser humano había renunciado a la misma responsabilidad que viene con su dignidad … El concepto metafísico-teológico de inactividad significa, entonces es, que el hombre, finalmente, no está de acuerdo con su propia existencia; que detrás de toda su actividad energética, que no está en armonía con él mismo; que, como en la Edad Media se expresó, la tristeza se ha apoderado de él frente a la misma cara de la bondad divina que vive dentro de él.

Vemos destellos de este reconocimiento hoy en día, en la muy necesaria nocion aún así-marginada

Acedia, grabado por Hieronymus Wierix, siglo 16.

Acedia, grabado por Hieronymus Wierix, siglo 16.

como la teología del reposo, pero los puntos de Pieper a la palabra latina acedia —traducido libremente como “la desesperación de la apatía”—  como la formula más temprana y más acertada de la queja contra este estado auto-destructivo. Se considera el contrapunto:

Lo contrario de la acedia no es el espíritu laborioso del esfuerzo diario para ganarse la vida, sino más bien la afirmación alegre por el hombre de su propia existencia, del mundo en su conjunto, y de Dios —del amor, es decir, a partir del cual surge esa frescura especial de acción, que nunca debe ser confundida por cualquier persona [que la tiene] ninguna experiencia con la actividad estrecha del “adicto al trabajo”.

[…]

Ocio, entonces, es una condición del alma —(y hay que mantenerse con firmeza en esta hipótesis, ya que el ocio no está necesariamente presente en todas las cosas externas como “descansos”, “tiempo libre”, “fin de semana”, “vacaciones”, y etcétera— es una condición del alma) —ocio es precisamente el contrapeso a la imagen para el “trabajador”.

Pero la mayor visión y lo mas penetrante de Pieper, uno de gran valor psicológico y práctico hoy en día, es su modelo de los tres tipos de trabajo —el trabajo como actividad, trabajo como esfuerzo y el trabajo como la contribución social—  y también cómo contraste de cada uno de los aspectos centrales y diferentes que el ocio revela. Comienza con la primera:

Contra la exclusividad del paradigma del trabajo como actividad de ocio … no es como “no actividad” —sino como una ausencia interna de preocupación, una calma, una capacidad de dejar ir las cosas, para estar tranquilo.

Un poco sentimental Pico Iyer vendría a hacerse eco más de medio siglo después, en su excelente tratado sobre el arte de la quietud, Pieper añade:

El ocio es una forma de que la quietud que es necesaria para la preparación y la aceptación de la realidad; sólo la persona que se es todavía puede oír, y el que no es todavía, no pueden oír. Tal quietud no es la mera ausencia de sonido o un mutismo muerto; pero que significa, más bien, del poder del alma, tan real, de responder a lo real — a un correspondencia, eternamente establecida en la naturaleza — y aún no ha descendido en palabras. El ocio es la disposición de la comprensión perceptiva, de contemplación contemplativo, y la inmersión —  en el mundo real.

Pero hay algo más, algo más grande, en esta concepción del ocio como “no actividad” – una invitación para estar en comunión con el misterio de ser inmutable. Pieper escribe:

En el ocio, hay … algo de la serenidad de “no-poder-estar al-alcance” del reconocimiento del carácter misterioso del mundo, y la confianza de la fe ciega, que puede dejar las cosas como lo harán.

[…]