“No siempre se requiere del trabajo. Existe algo tan sagrado como el ocio.”— George MacDonald.

Publicado 8 Sep 2016, 3:39 pm

“EL OCIO DE JOSEF PIEPER.” 

Ocio, la base de la cultura: un oscuro y oportuno manifiesto en 1948 de un filósofo alemán para recuperar nuestra dignidad humana en una cultura de adicción al trabajo.

El ocio vive de la afirmación. No es lo mismo que la ausencia de la actividad … o incluso es como una quietud interior. Es más bien como el silencio en la conversación de los amantes, que se alimenta de su propia unidad.”

“Tenemos una enorme cantidad de energía al momento de mirar hacia adelante a los placeres y corriendo hacia delante a su encuentro que no podemos reducir la velocidad lo suficiente como para disfrutar de ellos cuando vienen” Alan Watts observó en 1970, acertadamente al declarar que somos “una civilización que sufre de crónica decepción.” Dos milenios antes, Aristóteles afirmó:” Esta es la pregunta principal, con que actividad se muestra satisfecho nuestro propio ocio.”

leisure

Nuestras instituciones de educación, actualmente en preparación para una vida de conformidad industrializados, fueron una vez lo que pretendia ser una meca del “tiempo libre” y de lo contemplativo de la actividad. Pieper.

Hoy en día, en nuestra cultura de productividad-fetichismo, hemos sucumbido a la noción tiránica del “equilibrio trabajo/vida” y hemos llegado a ver que la misma noción de “tiempo libre” no es tan esencial para el espíritu humano, sino como un lujo de autoindulgencia reservados para el ocio privilegiado o reservado para los deplorables perezosos. Y sin embargo, los logros humanos más significativos entre los tiempos de Aristóteles y los nuestros — muestran mayor arte, las ideas más perdurables de la filosofía, la chispa para cada avance tecnológico—  se originaron en el ocio, en los momentos de contemplación sin la carga, de la presencia absoluta con el universo dentro de uno propia mente y la atención absoluta a la vida sin, ya sea Galileo en la invención de los relojes modernos después de ver un movimiento pendular en una catedral o Oliver Sacks iluminando increíbles efectos de la música en la mente durante una excursión en un fiordo noruego.

Entonces, ¿cómo hemos acabado así en conflicto sobre el cultivo de una cultura del ocio?

En 1948, sólo un año después de que la palabra “adicto al trabajo” fue acuñada en Canadá y un año antes de que un asesor de carrera estadounidense emitiera el primer llamado de atención contracultural concentrada para replantear el trabajo, el filósofo alemán Josef Pieper (4 de mayo, 6 1904-noviembre de 1997 ) Acorralados por el Ocio, la Base de la Cultura (biblioteca pública)—  un magnífico manifiesto a favor de la recuperación de la dignidad humana en una cultura de la adicción al trabajo compulsivo, triplemente oportuna hoy, en una época en la que hemos mercantilizado nuestra vitalidad tanto como para confundir o ganarse la vida o para tener una vida.

Décadas antes de que el gran monje benedictino David Steindl-Rast llegara a contemplar qué perdimos el ocio y la forma de reclamar que, Pieper traza la noción del ocio a sus raíces antiguas e ilustra cómo asombrosamente distorsionada, incluso invertida, su significado original se ha convertido con el tiempo: la palabra griega que significa “tiempo libre” σχoλη, produjo el América Scola, que a su vez nos dio la escuela de Inglés — nuestras instituciones de educación, actualmente en preparación para una vida de conformidad industrializados, fueron una vez lo que pretendia ser una meca del “tiempo libre” y de lo contemplativo de la actividad. Pieper escribe:

El significado original del concepto de “ocio” prácticamente se ha olvidado en la cultura del ocio-less del hoy del “trabajo total”: con el fin de ganar nuestro camino a una comprensión real de ocio, debemos hacer frente a la contradicción que surge de nuestro énfasis excesivo en ese mundo de trabajo.

[…]

Continuara …